Aun sigue sorprendiéndome y revelador, que en lo primero en lo que piensan mis clientes que contactan conmigo para iniciar un negocio es; las tarjetas de visita. Realmente revelador.
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Pensemos por qué puede ser.
¿Por que cualquiera, o casi cualquiera, que inicia un negocio piensa inmediatamente en las tarjetas de vista?
Estoy convencida de que es porque creemos decididamente, que las tarjetas de visita son una herramienta, no sé si básica, pero sí útil para conseguir clientes.
Y además, es relativamente rápido y fácil crearlas.
Y no es realmente así.
Tener tarjetas de visita no es la llave para captar clientes. Pero no es tan descabellado pensar que si las tenemos, y sobre todo si las ofrecemos, estas son el primer y más básico y esencial escaparate de nuestro negocio, nuestro producto o nuestra empresa.
¿Piensas descuidar esa primera y básica herramienta para el éxito de tu negocio?
Las tarjetas de visita son esas pequeñas piezas «de cartulina» que contienen la información esencial sobre una empresa o negocio.
Además, las tarjetas de visita están asociadas al nombre de una persona con cargo en esa empresa o negocio. Incluso si eres autónomo o el único miembro de tu empresa, en una tarjeta de visita debe aparecer el nombre de esta pero también tu nombre.
El objetivo de las tarjetas de visita es contar con una forma rápida y fácil de compartir tu información de contacto con otras personas que pueden ser posibles clientes.
Además, son una forma tangible (sí, esto sigue siendo útil y necesario en un mundo digitalizado) de recordar y mantener la comunicación cuando se establece una conexión profesional.
Además, se puede añadir la página web, una dirección física.
Y por supuesto, si nos comunicamos con ellas, nuestras redes sociales.
Como extra, quizá hasta un lema, eslogan empresarial o ¡un mensaje cautivador podría cargar de márketing nuestras tarjetas de visita.
Podemos crear tarjetas de visita en un tamaño grande o con una forma extraña.
En intento de llamar la atención y conseguir no caer en el olvido, muchos diseños de tarjetas de visita se crean con formas diferenciadoras como redondas, o hasta con relieves y dobleces. Y puede resultar llamativo hacerlo y hasta efectivo a primera vista.
Pero esas tarjetas de visita nunca se podrán guardar en la cartera o en el bolsillo. Muchas de estas espectaculares tarjetas presentación acabarán en la basura o perdidas.
¿De verdad queremos renunciar al factor recuerdo que provoca volver a ver con el tiempo la tarjeta de visita que sí cabe en cualquier parte?
Los tamaños más frecuentes para crear tarjetas de visita son:
Si queremos «algo distinto» y diferenciador, podemos jugar con un diseño vertical cuando lo más habitual es encontrar tarjetas de visita con la información expuesta en horizontal.
No se trata de colocar la información que queremos que aparezca en las tarjetas de visita sin orden ni concierto.
Y tampoco se trata de colocar esa misma información de una forma estética que nos guste.
No, el diseño de las tarjetas de visita debe ser una elección pensada, con objetivo y estrategia del estilo, los colores y la disposición de la información.
Además, también se debe pensar en cómo y dónde las vamos a imprimir, en el tamaño, en la calidad del papel, los posibles acabados y en prepararlas correctamente para su impresión para que no haya sorpresas una vez impresas. No queremos ni fallos de color, ni objetos o tipografías que no se vean o lean correctamente y mucho menos, erratas.
Por todo eso, si quieres ahorrarte problemas y que tus tarjetas de visitas estén bien diseñadas para su correcta impresión y bien diseñadas con estrategia y objetivo, piensa en encargarlas a un diseñador gráfico.